Llevo días queriendo escribir sobre la decepción.
Suena potente, ¿verdad?
No me malinterpretes,
Hoy te escribo con absoluta calma y serenidad.
Cuando las aguas se calman,
Me gusta echar la mirada atrás y reflexionar.
Camuflada de tristeza, sostenida por el enfado, magnificada por la inestabilidad, apoyada por las potentes horas de trabajo y justificada por un eclipse solar…
Todo eso que yo sentía, era ni más ni menos que decepción.
¿Decepción conmigo misma? No, exactamente no.
La decepción pasaba por asumir partes de mi presente y realidad.
La decepción pasaba por todas esas ideas que había construido en mi cabeza con el paso de los años; fruto de un sistema y sociedad que me dijo y me enseñó hacia dónde construir y hacia dónde proyectar, “sin fallar” en todo aquello que debía ser.
Está claro que hay situaciones que podemos vivir o decisiones que podemos tomar pero, en otras cuestiones, y como consecuencia de esas decisiones, hay variables que no, que no vamos a poder elegir o controlar.
Y jod3r -perdóname por la expresión-, eso es lo bonito.
Eso es parte de nuestra verdad, ¿no crees?
Estas semanas, como habitualmente, acompañé a mujeres y familias en la vivencia de sus procesos. Procesos que, por supuesto, tenían que ver con la maternidad pero que no estaban siendo vividos como soñábamos, como esperábamos o como nos habían contado.
La mujer y la búsqueda del embarazo.
La mujer y la vivencia del embarazo considerado normal.
La mujer y el proceso de parto.
La mujer y el proceso de alimentación.
(Encontrarás parte de sus vivencias en la carta completa).
¿Y detrás de esa matrona que acompaña, que escucha y que abraza? Una mujer de 32 años a la que no le paran de preguntar que cuándo va a ser mamá.
Para todas nosotras, la decepción de no llegar.
Y, ¿si las cosas hubiesen sido diferentes en las vivencias de cada una de nosotras?
¿Íbamos a ser más felices?
Hace semanas comprendí que necesitaba mirar de frente a la expectativa, abrazar sin miedo a la decepción, sentir y soltar la culpa y simplemente, tratar de ser feliz con mi mejor, legítima y presente versión.